URUGUAY.- Este viaje comenzó como la mayoría de mis viajes, de casualidad y sin tenerlo previsto. De hecho, mi karma está hecha a la medida: osada, con una curiosidad innata, ansiosa de conocimiento y ganas de escudriñar en lo lejano. Por eso, zarandeé mis maletas y sin pensarlo, junto a once almas indiferentes al tiempo, pero seductoras de imaginación, nos fuimos tras las huellas de las arenas del sur de América, y las inquietantes aguas del Río de la Plata.

Colocamos en el ala de un avión de Copa, nuestra pasión y el deseo de encontrar otros destinos, ansiosos por ir y transmitir todo lo que nuestras miradas pudieran alcanzar. Y así comenzamos a recorrer Uruguay y Argentina.

Jugamos a estar unidos sin proponérnoslos y lo conseguimos. Reímos. Y en ese reír dejamos fluir el corazón de niño, que nos queda, aún en el atardecer de nuestros años y en el andar descubrimos que cada uno tenía la fuerza para regalar un día mejor. Y así, nos conocimos…de cada tempestad salíamos más unidos, más fuertes, más seguros de nosotros mismos. Era como renacer a cada segundo.

Como en muchas otras ocasiones la presentación no fue excluida. “Buenos días, mi nombre es Galendiz Collado, -dijo con timidez, la representante de Copa- Héctor Hernández de Marzans Internacional y yo, les estaremos asistiendo en este viaje que espero lo disfrutemos al máximo”.

Mi nombre es Carlos Martínez y representó a Liz tours, Yo soy Jorge Luís Ceballos de Abby Tours, me llamo Jaime González de Sun Travel, Nilda Mencia de Mencia Travel.

Mi nombre es Marta Queliz y trabajo en la sección de la Vida del Listin Diario, Maria Contreras de Abba tours, Wendy Ponce de Marsans, Amelia Oñate de Amelia Tours y yo soy Yamira Taveras conductora del programa de televisión Vida Social, canal 25.

Poco después de hacer esta presentación un altoparlante del Aeropuerto Internacional de Las Américas anuncio nuestra salida. Tan pronto llegamos a Montevideo después de un viaje de 7 horas y media desde Panamá, nos instalamos en el Hotel Balmoral, luego de cruzar la autopista La Rambla, desde el aeropuerto a la ciudad, la cual nos regaló un paisaje hermoso, bordeando las orillas del estuario del río de la Plata.

Al amanecer comprendí porque los uruguayos son tan celosos de su país. En el amplio ventanal que nos regalaba el piso 4, divisamos aquel paisaje rico en árboles tanto maderables como enormes pinos que se expanden por toda su costa, en armonía con las arenas color chocolate del Río de la Plata. El amplio programa de aventuras que nos esperaba, me obligó a perder de vista el paisaje y bajar al desayunador donde Vichy y Paola nuestras guías, aguardaban para la salida rumbo al departamento de Colonia, una ciudad declarada por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad, por sus delicadas y pícaras construcciones de mediados del siglo pasado, para abordar allí el Ferry que nos conduciría a Buenos Aires.

El Departamento de Colonia, ofrece al turista un paisaje del siglo pasado, resguardado por su gente que se empeña en asegurar al turista unas horas placenteras. Allí tuvimos la oportunidad de recorrer sus calles y sus monumentos.

Ya en Buenos Aires e instalados en el Waldofs Hotel, localizado en la calle Paraguay, muy cerca de la emblemática calle Florida donde se dan cita miles de turistas y compueblanos para percatarse de lo ultimo de la moda o para conseguir accesorios modernos y porque no?, pasearse por aquella calle peatonal que asegura por lo menos encontrar un show de tango o un niño moviendo sus delicadas manos en las teclas viejas de un olvidado acordeón; entramos a formar parte de la vida y costumbres de los argentinos.

Después de un exquisito desayuno, atuendos cómodos, cámaras en manos y la alegría que nos caracterizó desde la primera mirada que nos dimos, iniciamos el City Tours por la ciudad. Recorrimos Buenos Aires y su entorno en aproximadamente cinco horas entre paradas y fotos, quedando impresionados por su rica vegetación, sus edificios monstruosos, sus recuerdos, historia y echar un ojo a la Casa de gobierno declarada por todos como La Casa Rosada, y evocar con nuestra mirada en el llamado “Balcón de Evita” aquel memorable discurso que pronunció al pueblo argentino Eva Perón, “la abanderada de los humildes”.

Seguimos disfrutando de su catedral y pisamos el muy famoso estadio de fútbol de BOCA, lugar de tantos desafíos para los argentinos en cuanto a deporte se refiere.

En la noche disfrutamos de una velada espectacular en la Esquina de Gardel, una tangueria que ofrece un show de tangos y que incluye con la entrada cena de lujo.

El segundo día inicio su jornada envueltos en la algarabía de conocer «Tigre», un paseo que es imperdible, no debería irse de la Argentina sin haberlo visto, recorrido y disfrutado. Con solo un salto de 35 minutos desde la ciudad, tiene la oportunidad de regocijarse con un paisaje de envidiable belleza y unos ríos que llaman la atención por su color y el frescor de las brisas al navegar.

Fernando, nuestro guía, está feliz, porque el paseo ha sido excelente, con ayuda del clima y con el ímpetu colaborador del grupo que siempre estuvo dispuesto a escuchar sus recomendaciones y sus explicaciones sobre su origen e importancia.

Más tarde nos fuimos a almorzar y luego de inspeccionar los hoteles Amerian, Faena, NH y esplendor, nos sumergimos en algunos lugares de compra, ya que el país ofrece excelentes precios.

La noche impresionaba por su enorme luna llena y vientos fuertes que en la Argentina son frecuentes en esta época del año, con la llegada de la primavera. La cita? Tanguería «La Ventana» donde volvimos a apreciar la música que llena de encantos a los argentinos y de los cuales se sienten identificados.

Justo a las 6 de la mañana dejamos atrás las huellas de una ciudad que no sabe vivir sin el recuerdo de Carlos Gardel, Eva Perón y el Che Guevara para abordar el Ferry que nos conduciría de nuevo a Montevideo, Uruguay, y conocer un poco de su cultura.

Hicimos el recorrido de cientos de kilómetros para llegar a Punta del Este el exclusivo balneario que aprecia en su interior lo más innato del turismo nacional en su rica y expansiva playa de agua dulce. Ubicado en el departamento de Maldonado, la ciudad de Punta del Este es reconocida, entre otras cosas, como uno de los más importantes y exclusivos balnearios así como el punto de encuentro del jet set internacional. Balnearia por excelencia, natural y sofisticada, en la actualidad cuenta con una Rambla, suntuosas casas típicas de balnearios, modernos edificios de gran altura, un puerto con gran infraestructura y capacidad de amarre, locales comerciales de importantes marcas, restaurantes.

Los rayos del sol anunciaron que nacía un nuevo día y con el, el adiós a Punta del Este después de una noche de película en el casino del hotel Conrad considerado el Paraíso de América del Sur, y en donde pudieron nuestras caderas moverse a ritmo de la bilirrubina de Juan Luís Guerra,- por cierto el único artista dominicano que reconocen los uruguayos-.

Ya en Montevideo, la capital del Uruguay, almorzamos en el Mercado del Puerto un viejo establo que recorre la vida misma de los habitantes del Uruguay con pequeños restaurantes y ventas de objetos de su cultura y a seguidas seguimos con la observación de sus más connotados hoteles, retratados con su vistosa y recogida vida uruguaya, insistiendo en hacer brillar las noches de sus huéspedes.

Por la noche nos fuimos a probar los famosos “chivitos” y más tarde caminamos hasta el Bar Fun Fun, un típico lugar que los uruguayos no dejan de mostrarlo como un lugar eminentemente viviente en el acontecer histórico de Montevideo. Así como la Uvita, un trago muy exquisito, le dio fama al bar, también la figura de Carlos Gardel, que en el 1933 después de un show, autografió su foto y le dedicó una canción al trago, quedaron grabados en la historia de este bar que no puede faltar en su agenda al visitar Uruguay.

Como olvidar esta experiencia que gracias a Marsans y a Copa disfruté junto a un grupo de profesionales del viaje y la periodista Marta Queliz, quien recordaba ponerme aretes, porque es un accesorio sensual y me levantaba justo a tiempo para no llegar tarde a las citas. Ella tenia fluidez para desnudar el alma de los chicos en pleno trabajo y darle un abrazo a Jaime que era el ángel de la guarda que solo posaba y posaba….no se perdió ni un solo lugar de vista y las pruebas están en todos los flaches del grupo. Un personaje especial resultó ser mi madre postiza, Doña Amelia, la que solo le falto coger un guano para amarrar a Jorge Luís por sus chistes..Doña Amelia quien se encontraba todo -bello precioso, lindo, pero vámonos- “que tenemos que ir a la tienda a comprar”, también fue de las que perdió el control con los ojos y la picardía de los uruguayos. Creo que se la gozo en grande con nosotras…!Que ser más bello!….Don Carlos, el que siempre estaba a !prueba!, con su jocosa sonrisa, subsanaba los enrollos de los demás. Su agradable compañía y su firme postura nos hacía sentir seguras en las calles, sobre todo en defensa de Galendi y de Marta, quienes pusieron locos a los argentinos y a los uruguayos. Jorge Luís, por su parte, siempre me sacaba los trapitos al sol con la i, y se anoto un chiste en el libro Guinnes, al arrojar el dato de que la maleta negra de Maria era la tercera más grande el mundo…y qué decir de mi sorprendente mano fuera de un rápido ascensor en el 8vo. piso, vociferado –menos uno-….fíjense que ese si fue fuerte. Pues confundí la advertencia de que era el piso menos uno del hotel, por pensar que era uno menos, dentro del ascensor. Héctor por su parte observaba, y solo tenia que reír a carcajadas y seguir al grupo que con bulla y todo, no abandonó en ningún momento el dominicano que llevamos dentro. Wendy, María y Galendy solo pensaban en adquirir atuendos, su afán era tal, que las maletas llegaron con muchas libras de más…Pero a decir verdad, creo que en ese grupo entran Nilda y Marta,,,,jajajaa—.Carlos y Jorge Luís prefirieron hacer sus compras solitos,,,,,Que chicos!!!, Jaime solo buscaba algún recuerdo que advirtiera que el estuvo en la Argentina y no hubo un mortal al que no le preguntara que debería comprar….Creo que al final se decidió por unos lindos platicos….

También tuve tiempo para leer -y de gratis- el libro de Joan Brady, Te Amo…No me llames, autora de “Dios vuelve en una Harley.

Impresionante, graciosa, no sé…Solo puedo decirles que no solo me disfruté el viaje, sino que descubrí en cada nueva aventura, proporcionada por Copa y Marsans, pero sobre todo por las ocurrencias de todos, que, “A menudo lo que más deseas es lo que menos necesitas…y que el mejor plan suele ser aquel que no has trazado”.