Connect with us

Hola ¿Qué estás buscando?

sábado, 19 de abril 2025
Mirada Informativa República Dominicana
USD59,940,00%
EUR68,170,00%

Santo Domingo
31°
Parcialmente nublado

Washington
17°
Soleado

Madrid
12°
Despejado

REPORTAJES

EMPUJADO HACIA LA OSCURIDAD

POR YAMIRA TAVERAS

SANTIAGO DE LOS CABALLEROS; República Dominicana.  Abril es un mes de memoria y conciencia. Cada 25 de abril se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil.

En República Dominicana, desde 1998, el día 13 de abril está declarado como el Mes de la Prevención del Abuso Infantil, según el decreto 98-98.

Fue también en abril cuando conocí a Mario quien, mientras otros niños a la edad de 7 años, jugaban o iban a la escuela, Mario (nombre ficticio) estaba caminando bajo el sol, con una caja en la mano, tratando de que cada transeúnte le comprara las paletas que llevaba consigo.

Mario ya es un jovencito con 17 años. Su polocher negro, con pantalón anaranjado bien ajustado a su cuerpo, sus gestos y su mirada fija en la lejanía son claves para intuir lo que ha vivido.  Tiene el rostro serio. A simple vista se nota reservado y habla entre los dientes, pero está dispuesto a romper el silencio y contarme su historia.

“Desde los 7 años vendo paletas en la calle. Nunca fui a la escuela. Mi mamá nunca me sacó un acta de nacimiento. Bueno, a ninguno de los 9. Si, porque mi mama tiene 9 hijos todos de hombres diferentes.  Yo solo servía para llevar dinero a la casa.”

¿Cómo es eso que no les importas a tus padres si vives con ellos? pregunto. Se pasa la mano por la cabeza, me mira y luego la baja para contestar. 

“El que yo conozco como mi padre me dice a cada rato que él no es mi padre y me dice que me vaya para la calle, que no quiere verme”. Yo no sé lo que es el cariño de mi mamá. A ella solo le importaba que yo llevara dinero a la casa y todavía lo que yo vendo yo le doy, pero ahora le doy la mitad porque yo también tengo que cubrir algunos gastos personales”.

Mario no tuvo infancia. La perdió entre el asfalto caliente, el abandono de su familia y el abuso sexual a los 12 años, por parte de su hermano   y a quien denunció. Pero la justicia no le respondió.

 “Mi hermano salió libre. Solo pagó una fianza. Yo seguí en la calle con todo esto encima.”

Lo triste es que en el seno de las familias, es donde muchos problemas de la niñez, surgen.

Mientras me lo decía, no había rabia en su voz. Solo cansancio. Y una calma peligrosa, esa que aprenden los niños que han sido obligados a crecer antes de tiempo.

 Cuando salí de aquel lugar llevaba la voz de Mario clavada en el pecho. Pensé en cuántos niños como él andan ahora mismo por las calles, sin documentos, sin escuela, sin personas que los abracen. Invisibles hasta que ocurre lo peor.

Su historia no es solo una denuncia. Es una advertencia. Y también una semilla de esperanza.

Porque mientras haya un Mario sin justicia, sin niñez y sin voz, abril no puede ser solo un mes en el calendario. Tiene que ser un llamado constante a ver, actuar y proteger.

La historia de Mario pide a gritos que   gobernantes y sociedad civil aúnan esfuerzos    para erradicar esta problemática y asegurar un futuro libre de violencia, llámese sexual, familiar o de cualquier otra índole para todos los niños, niñas y adolescentes del país.

Tiene una botella de agua entre sus manos y la mueve de lado a lado. Yo permanezco callada, esperando que sea él quien continúe con el relato. Lo hago para ganarme su confianza.

“Yo tenía 12 años cuando mi hermano, mayor que yo, me violó. Y después, también se lo hizo a mi hermano, quien tiene problemas mentales. Él vivía en la casa, pero luego se mudó cerca. Yo fui a su casa a llevarle un gallo que él tenía en mi casa y entonces, cuando entré cerró la puerta, comenzó a ponerme la mano, y yo quería irme, pero él me agarró. Me dijo que eso era bueno, que no era nada malo. Se quitó el pantalón y me lo hizo quitar a mí. Después de ese día, lo hicimos varias veces y en una yo no quería y él me amenazó. Pero yo no volví y luego también violó a mi hermano”, cuenta con la cabeza cabizbaja, sintiendo -al menos eso percibí-, la vergüenza dentro del alma.

No fue sino hasta el año 2020 cuando, a través de otro niño en condición de calle, oye hablar de Acción Callejera y va.

“Yo fui porque ahí daban comida. Mi amigo me dijo que no pasaría hambre, que en esa casa daban desayuno y comida y yo me fui con él. Allí comenzaron a prestarme atención, Me hicieron que me vieran varios médicos. Jugaba y entonces mi vida cambió. Esa es mi casa”

Manifiesta que fue bajo los cuidados de la organización, que pudo tener el valor de denunciar a su violador, sacar su acta de nacimiento e inscribirse por primera vez en una escuela.

Mario no tuvo niñez escolar. No conoce el recreo, ni los lápices, ni el juego.

“Fue la gente de Acción Callejera que me sacó el acta de nacimiento y me pusieron en una escuela. Ya sé escribir y leer, pero dejé los estudios y ahora quiero regresar.  Quiero ser doctor. Quiero salir de la calle”.

Mario realiza sus labores en una de las tantas calles que hay en una de las barriadas al sur de la ciudad donde, al igual que él, muchos menores están siendo abusados cada día, sin tener esperanzas.

“Lo más doloroso no es el abuso. Es saber que, aunque mi mamá está ahí, es como si yo no importara. Nunca hay de su parte un “¿cómo estás?” o un abrazo. Nunca una respuesta a lo que  hizo mi hermano conmigo. Nunca importo y eso es todo. Solo el dinero. Lo que pueda llevar a casa”.

A pesar de la denuncia formal por abuso sexual presentada por Mario contra su agresor, el caso no prosperó en el sistema judicial. El imputado fue liberado tras el pago de una fianza. Él pagó mucho dinero y lo dejaron libre”. “El anda   por ahí: tengo mucho que no lo veo”, comenta con mucha tristeza.

¿Tienes alguna preferencia sexual? pregunto y, casi al vuelo, responde. “No. Bueno ahora no. Antes si, Ahora con la ayuda de mi psicóloga no quiero ser homosexual. Quiero ser otra persona. y quiero volver a estudiar”, recalca.

Y sigue hablando. “Quiero cumplir los 18 años para irme a vivir a la casa de  una señora que conozco desde niño que esa si, siempre me ha dado mucho cariño, yo soy como un hijo para ella”.

Los informes oficiales reflejan una realidad preocupante: niños, niñas y adolescentes sufren violencia sexual en su propio hogar, en la escuela y en su entorno más cercano.

Según datos de la Procuraduría General de la República, entre 2023 y 2024 se registraron 3,050 denuncias por delitos sexuales contra menores en República Dominicana. Estos incluyen violación sexual, agresión sexual, seducción de menores, acoso sexual, incesto y exhibicionismo. La seducción de menores fue el delito más denunciado, con 1,671 casos en 2024, frente a 1,379 en 2023.

En cuanto a las condenas, en 2024 se dictaron cuatro sentencias condenatorias en los distritos judiciales de Santo Domingo Este, Monte Plata, Santiago y San Francisco de Macorís, contra personas acusadas de abuso sexual infantil, atentado sexual y delitos relacionados con material de abuso sexual infantil.

Aunque la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) no ha publicado cifras específicas para 2023-2024, su informe de 2022 reportó 835 casos de abuso sexual a menores, 1,523 de abuso físico, 1,092 de abuso psicológico y 505 de incesto.

Estas cifras reflejan una tendencia preocupante en el aumento de los delitos sexuales contra menores en el país.

Fundaciones como Acción Callejera, con sede en esta ciudad de Santiago de los Caballeros, han asumido el desafío de rescatar a estos niños del abandono familiar. A través de programas de protección, asistencia psicosocial y acompañamiento legal, han logrado que muchos menores como Mario accedan por primera vez a su derecho a una identidad, a la educación y a sentirse como menores de edad. 

El trabajo de esta organización es vital, pero insuficiente frente a la magnitud del problema. Según la página web de la entidad  accioncallejera.org., los recursos económicos que obtiene son a través de donaciones y que resultan muy mínimos, en comparación con los gastos que tienen solventar, para poder llevar a cabo los programas que beneficien a    niños, niñas, adolescentes y líderes comunitarios en la provincia de Santiago.  

En el caso, la historia de Mario es solo una entre muchas tantas de jovencitos que pululan en esta ciudad. Escucharlas es un llamado a actuar y a no dejar que la infancia siga perdiéndose en las calles, dejándola a la merced de los depredadores sexuales.

Abril me encontró con los ojos llenos de impotencia. Historias como la de Mario duelen, pero también exigen ser contadas. Porque, mientras haya un niño sin nombre, sin escuela y sin protección, la lucha contra el maltrato infantil no puede detenerse.

…Abril es un tiempo para hacer memoria, para alzar la voz, para mirar lo que preferimos no ver.

El abuso infantil no es solo un crimen; también es una forma silenciosa de borrar futuros. Pero Mario —aunque todo lo empujaba hacia la oscuridad— sigue de pie. Y su voz merece ser escuchada.

Le puede interesar...

Uncategorized

SANTIAGO DE LOS CABALLEROS. República Dominicana.  Fallecio en la tarde este miércoles, el merenguero dominicano, Johnny Ventura, de un paro cardiaco en la Clínica...

TURISMO Y VIAJES

SAN JOSE DE OCOA, República Dominicana. En el Sur de República Dominicana,  escondida entre la vegetación, exuberantes montañas, ríos, cascadas, clima fresco y gente...

TURISMO Y VIAJES

BAHORUCO,  República Dominicana. Un destino que te deja hipnotizado es  Bahoruco.  Tierra del Lago Enriquillo, Las Marías y otros balnearios. La Ruta del Vino...

Video Noticias

LAS TABLAS, Baní, República Dominicana.  Con unas vistas  espectaculares a las montañas y al mar en Baní, se visualiza eterno y  gigante, sobre una...