afp.com / Pool / Frederic Sierakowski
Doscientos años después de haberse enfrentado en una sangrienta batalla en Waterloo, los europeos se reúnen de nuevo este jueves en esa ciudad belga en una conmemoración espectacular que quiere lanzar un mensaje de reconciliación.
Los descendientes de los jefes de los Ejércitos francés, inglés y alemán ya se reunieron el miércoles en una ceremonia en la granja-castillo de Hougoumont, uno de los lugares emblemáticos de esta batalla que en 1815 dejó más de 10.000 muertos y 35.000 heridos.
El actual duque de Wellington —descendiente del vencedor británico de la batalla—, el príncipe Nikolaus Blücher von Wahlstat —descendiente del mariscal prusiano que permitió la victoria de los aliados— y el príncipe Charles Bonaparte, descendiente de Napoleón, se dieron un caluroso apretón de manos el miércoles en presencia del príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila.
Bélgica, que durante siglos fue el campo de batalla de las potencias europeas, ha querido convertir la conmemoración del bicentenario «en una oportunidad para lanzar un mensaje de reconciliación y de unión», según el gabinete del primer ministro belga, Charles Michel.
A las 11h00 (09H00 GMT) en punto, en el momento en que Napoleón lanzó el asalto el 18 de junio de 1815 contras los ejércitos anglo-holandeses de Wellington, el rey Felipe de Bélgica presidirá una ceremonia internacional al pie de la ‘Loma del León’, un monumento recordando la batalla que fue construido en el lugar en 1826.
Los reyes de Holanda y de Luxemburgo así como el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, asistirán a la ceremonia. Francia y Alemania solo estarán representadas por su embajadores.
«Es una lástima» que el presidente francés no asista a la conmemoración, dijo el miércoles Charles Bonaparte. «No hay ninguna razón de tener vergüenza de su propia historia. Waterloo es el inicio de una leyenda, Napoleón es un personaje mundialmente conocido», aseguró el descendiente de Jérôme Bonaparte, hermano de Napoleón, que luchó en Waterloo.
– Conmemoración multitudinaria –
AFP / Emmanuel Dunand
‘La loma del león’, un monumento que conmemora la Batalla de Waterloo, de la que se celebra el 200º aniversario, en la ciudad homónima el 17 de junio de 2015. Los europeos se reúnen en esta ciudad belga con un mensaje de reconciliación
Tampoco estarán en la celebración los miembros más destacados de la familia real británica, que a esa hora asistirán en la catedral de San Pablo en Londres a una ceremonia en recuerdo de los soldados muertos en Waterloo, una ciudad que hoy muchos asocian únicamente con la canción de Abba o con una estación de metro en Londres.
Sí asistirá en cambio el rey Guillermo Alejandro de los Países Bajos —cuyo ancestro, el príncipe Guillermo de Orange, resultó herido en Waterloo— que se dará otro apretón de manos simbólico con los descendientes de los principales protagonistas de la batalla.
Las grandes ceremonias de conmemoración que empiezan este jueves durarán hasta el sábado y los 180.000 entradas puestas a la venta para asistir se vendieron rápidamente. Este jueves, a partir de las 22h45 (20h45 GMT), tendrá lugar un gran espectáculo pirotécnico llamado ‘Inferno’, inspirado en un poema de Victor Hugo.
El viernes y el sábado por la noche más de 5.000 figurantes con vestidos de época, 360 caballos y un centenar de cañones recrearán los momentos clave de la batalla, como la carga de caballería del mariscal Ney, la dura respuesta de Wellington o la llegada a última hora de los refuerzos de Blücher, que determinaron la derrota de los franceses.
La batalla de Waterloo tuvo lugar tras la vuelta del exilio de Napoleón de la isla de Elba. En pocas semanas, reconstruyó el Ejército francés, que en la campaña de Bélgica llegó a tener más de 93.000 hombres. En Waterloo pudo hacer frente durante unas diez horas a las fuerzas aliadas (británicas, alemanas y belgo-holandesa) de Welllington y al ejército prusiano del mariscal Blücher, que sumaban un total 125.000 hombres.
Sin embargo, la contienda terminó con la derrota de Napoleón, que abdicó el 22 de junio y murió prisionero de los ingleses el 5 de mayo de 1821 en Santa Elena, un islote del Atlántico Sur.